AQUÍ VOTAMOS TODOS

Arnaldo Esté

tebasucv@cantv.net

30 de Octubre de 2004


La polarización, como la manifestación relevante de la escena sociopolítica venezolana, le comienza a ceder el paso a una diversificación en la que apuntan el tránsito de la oposición hacia el de opositores y la insurgencia, dentro del campo pro gubernamental, de matices y divergencias. Esto es interesante y de interesante pasará a ser positivo en la medida en la que se deasarrollen los instrumentos y vías para que esa diversidad se comunique. Serían los instrumentos necesarios para concebir la democracia como convergencia de participantes diversos.

La democracia como referente mayor, y en nivel de valor fideico, no se comprende sino en su práctica. Creer que se pueda comprender imponiéndola o, simplemente, predicándola convierte el ejercicio de gobierno en el de un maestro tradicional y autoritario de los que piensan que la letra con sangre entra. Abrirse a la participación de los diversos debe ser ahora un postulado en práctica, con todos los riesgos que ello implica, pero entre todos los riesgos, para el gobierno el riesgo mayor es el de pasar a ser más de lo mismo.

El voto, lo electoral, como acto delegativo es una manifestación de la participación. Una forma tenue y de compromiso limitado de la participación. A sabiendas de esto y de que hay que participar de todas las maneras posibles y deseables, hay que votar. Hay que fortalecer esa instancia de la democracia que son las elecciones.

Una manera tremendista y amarrada al concepto del poder como monopolio de la violencia y como todo o nada, del quítate tu para ponerme yo, ha sido lo tradicional en la concepción mas acerada de los partidos. Concepción caduca y necesaria de ser sustituida por el arte de negociar y de buscar las áreas de negociación para armar proyectos y soluciones.

La democracia es un gradiente de muchísimos niveles o escalones. Puede haber mucha o poca democracia. Se trata de buscar mucha y mejor democracia Poca democracia es resumirse a elecciones y votos con todo lo que de manipulación de conciencias y cuentas que ellas siempre tienen. Mucha democracia es aproximarla a la participación mas general, intensa y comprometida de la gente en las decisiones, cursos de producción, creación y disfrute del bien común en todas las formas posibles, más allá de la neta actividad política: en la cultura, salud, placer, trabajo, en el juego e interés comunitario, en los ambientes educativos y en las maneras de aprender. En los variados modos de realizarse socialmente y obtener reconocimiento y, al mismo tiempo, hacerse presente en las decisiones políticas.

Votar es una forma de participar. Y que haya campañas y contiendas político-electorales es deseable y podría ser, incluso, divertido. Pero habría que llevar lo político a lo cotidiano y una manera de ello es llevar al militante político, más que a patear barrios sólo en campañas, o mostrar caritas y proclamas en televisores buscando votos, al papel de promotor social, propiciando la organización de la gente, para que esa misma gente busque, propicie y realice soluciones, sin prometer que el gobierno lo hará todo y sin manipular o ideologizar esa organización para sus fines partidistas.