LA GENTE SE ESTÁ ORGANIZANDO

Arnaldo Esté

tebasucv@cantv.net

10 de Diciembre 2004


La fatiga electoral y referendaria parece haberse traducido en la necesidad de encontrarse para chismear, inventariar o sacar cuentas. Responder a las interrogantes de cómo quedamos después de las trifulcas. Una búsqueda de espejos y miradas, memorias y proyecciones. Severas y antiguas preguntas que originaron a la Filosofía y que reaparecen en ritmo de guasa como: YO QUIERO SABER QUIEN SOY, DE DONDE VENGO Y HACIA DONDE VOY. Y en clave plástica, en un rincón de aquel bello cuadro de Gaugin donde aparece alguien cogiendo (¿mangos?) de un árbol.

He asistido, con intención de “Aquí cabemos Todos, solo o acompañado, a un buen número de eso que llaman eventos. Muchos encuentros y entrevistas en los últimas semanas, y entre otros: desde los Círculos Bolivarianos y UBEs de los Valles del Tuy, dirigentes y promotores comunitarios de CESAP, la profundamente sencilla directora de Radio Perola, los derechistas humanos de PROVEA, la Transparencia Venezuela, el Grupo Santa Lucía, el Ministro Izarra, los colegas profesores Universitarios en Congreso y hasta el Vicepresidente José Vicente Rangel.

Lo que flota de todo esto, lo que me resulta evidente y a la vez causa de optimismo, es que, primero, éste es un país apasionante, lejano del aburrimiento, en búsqueda intensa, dialogante, intrigado. Lo que para mí, como pretendido filósofo e investigador, no puede ser mejor regalo. Y, segundo, se ha incubado y está creciendo lo que en la Constitución Bolivariana se establece como derecho: la organización de base.

El puro enunciado de ese derecho podría quedarse en lo que se quedan buena parte de las leyes: en eso, impresos sin militancia en la conciencia y el actuar de la gente. Pero podría ser, como ya está ocurriendo, en que eso se transforme en una manera de ser, en la verificación de una profunda democratización a la que se incorporen todos los sectores y niveles sociales como instancias de exigencias y soluciones, de control social sobre las acciones de autoridad, públicas o privadas, como salvaguarda de los derechos humanos, como estudio, investigación y proposición, como producción económica o cultural en microempresas o cooperativas: en muchas variables de gran riqueza y más allá del simple atrincheramiento político, de apariencia feudal, que, en oportunidades recientes, las saturaba.

A muchos opositores los embarga el pesimismo y hasta una peligrosa desesperación. La alternativa de organizarse o propiciar la organización de la gente les abre opciones de actividad en las cuales cultivar proposiciones y nuevos liderazgos a la vez que canalizar su descontento por vías efectivas.A los partidarios del gobierno la conveniencia de zafarse del populismo caritativo y buscar, propuestas, soluciones, productos desde la dignidad que da el propio logro.

Y, para todos, la conveniencia de construir un país en diálogo de diversidades.

Necesidad de diálogo de diversidades que ya trasciende la exigencia de la simple, superficial y maniquea polarización política y penetra con vehemencia los territorios de gobierno y opositores. Intrigas, maquinaciones y bastardías se cuelan por entre los ministerios y otras instituciones, tratando de destruir al que tiene concepciones o actuares diferentes, en lugar de buscar la negociación en rigor, que establezca y modele imprescindibles calidades éticas.