SENTARSE A LA MESA

Arnaldo Esté

tebasucv@cantv.net

6 de noviembre de 2004


Una mesa obliga círculos y encuentro de miradas que dificultan el engaño. Hemos propiciado mesas en lugar de los viejos pupitres, y trabajo en grupos para los ambientes de aprendizaje porque facilitan participación y giro de turnos. Convergencia de diversidades.

La necesidad del diálogo ha cogido la calle y los candidatos triunfadores, no se si por ello circunstancialmente magnánimos, hablan de dialogar, de gobernar para todos. Quiero comprender que se ha comenzado a entender el dialogo y la negociación, no como el arte de repartirse la torta –o el botín–, o como una oportunidad para manipular a los otros, sino como una cultura y un método que supone otra idea de la política y que los proyectos requieren convergencia, sobre todo aquí, donde la eficiencia y la capacidad no están democráticamente repartidas, y mucho del talento que el gobierno necesita para trabajar están con los opositores o con los ni-ni.

Nadie piensa que sentarse a la mesa exige abjurar de la propia condición o conciencia. Todo lo contrario, es la oportunidad para similitudes y diferencias, sin la mediación de intermediarios sesgadores

En ese curso, son enemigos del diálogo:

Desconocer la legitimidad del gobierno diciendo que es producto del fraude.

Pasarle facturas y reducir a los opositores a golpistas enemigos de la revolución.Asumir la propia verdad o el propio proyecto como el único posible.

Creer que se puede construir el País contando sólo con la mitad de su población.

Utilizar el poder o la riqueza como chantaje para doblegar discrepancias, soborno y compra de posiciones o favores

Insultar a quien se espera ver sentado enfrente.

El referendo y las regionales han desamarrado a la oposición, tornada ahora en opositores dispersos. Se descubre a los más capaces buscando rutas y nuevos espacios. Se siente una deriva, dejando de culpar al gobierno por todos los males y buscando en la autocrítica mejores explicaciones. Eso es bueno para todos y si el gobierno persiste en su apertura al diálogo y la transforma en ejecutorias consecuentes con lo dialogado y aceptado, podrá cosechar propuestas y gente que, sin necesariamente pasarse para el gobierno, pueda colaborar en acciones de interés nacional o compartido.

La contrapartida gubernamental al radicalismo opositor anuncia fracturas, cuando se pretende esconder, detrás de la fidelidad a la revolución, una rica variedad de fallas. Como en tiempos recientes el carné o la militancia sirven de burladero torero para negligentes e ineptos. Las puñaladas traperas, chismes y maledicencias prestan atajos a los arribistas. La corruptela y el soborno se reúnen, abonando la burocracia y el desorden que facilitan su existencia.

Es la hora de las mesas: de agua, de asambleas de ciudadanos de civilidad escolar, de soñadores bolivarianos, de poetas sin amantes, de presos sin juicios, de profetas extraviados, de niños sacados de las escuelas, de actores con morisquetas novedosas, de televidentes ladillados, de mujeres ignoradas, de homosexuales atenazados, de líderes no descubiertos, de ingeniadores incausados, de amas de casa temerosas del castro comunismo, de campesinos sin tierra, pero también sin ganas de tenerla y mas bien venirse a Caracas, de rancheros con el susto que cae del cielo, y de gente común como yo, sin mucho que decir pero con gran angustia que aportar.

CON BUSH GANÓ EL TERROR Y PERDIÓ OCCIDENTE