EL NEGRO FUTURO DEL PETRÓLEO

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Arnaldo Esté

arnaldoeste@gmail.com

18 DE ABRIL 2015


El petróleo está pasando de moda. No es que se va a agotar.

El gobierno, mientras tanto, pasa de los gritos a los alaridos, agotando el muchas veces bello lenguaje libertario. Como diría Alberto Barrera, no hay expresión que no se haya puteado.

Si la alianza de Estados Unidos con Israel ha tenido mucho que ver con el cuidado del petróleo del Medio Oriente, ahora esa alianza se muestra menos importante y más costosa al estar vinculada con el estímulo al radicalismo islámico. El locuaz gobernante judío resulta incómodo.

Las movidas de Obama parecieran indicar un cambio sustancial en su política internacional. Una suerte de evaluación de sus fracasos militares y consiguiente mayor empleo de la diplomacia y la negociación. Tratando de embotellar los genios sueltos en el Medio Oriente, da marcha atrás y negocia con Irán, el país más poderoso de la región, en una vía que pueda reducir sus apoyos a esos musulmanes acorralados y ayudar a un entendimiento con los sirios de manera que sean los árabes y los persas quienes atiendan sus propios problemas. Todo ello a la vez que lanza una señal de pragmatismo con su apertura hacia Cuba.

En ese contexto que resumo, se da lo del petróleo.

Muchos documentos y estudios recientes alertan sobre la perspectiva del desplazamiento del petróleo como fuente primordial de energía. Ver:

http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-01-30/seven-reasons-cheap-oil-can-t-stop-renewables-now

http://elperiodicodelaenergia.com/la-batalla-entre-el-petroleo-barato-y-las-renovables-definira-el-futuro-de-la-energia/

Bloomberg menciona siete razones:

1. El petróleo no compite con el sol.

2. Los precios de la electricidad todavía están subiendo.

3. Los costes de la fotovoltaica siguen bajando.

4. Las ventas de automóviles eléctricos van bien en la actualidad.

5. Los precios en la gasolinera no han bajado tanto como los precios del crudo.

6. La bajada de los precios del petróleo no es para toda la vida.

7. La inversión mundial en energía limpia sigue fluyendo.

A estas razones se le pueden agregar otras como la contaminación y el recalentamiento. Una presión social y política que pone a los líderes a sacar cuentas en las que la sombra de esa perspectiva que se hace sentir ya, en los juegos bursátiles y en las movidas políticas internacionales. Todos tendrán que pensar mucho antes de invertir o buscar alianzas.

Estas cosas, del petróleo y la política internacional, que pudieran tener un tono optimista, para nosotros, son graves, muy graves. El desplazamiento del petróleo y su actual importancia nos tranca la manguera. Y si ahora hay penuria, ésta se transformará en tragedia. El rentismo del petróleo se reducirá y con ello el populismo y el clientelismo. Pero el final físico del rentismo no acabará con los valores, políticas y estructuras que con él se han establecido.

La concepción del trabajo como fuente de la producción necesaria para la satisfacción de las necesidades humanas fue desplazada en buena medida por la compra venta de conciencias y el arrime al poder que la ha procurado. En torno a ello han prosperado riquezas y formas de asociación y de urdiembre social que, con una creatividad y velocidad, que podrían tener mejores fines, improvisan y trafican para conducir y reconducir, a su beneficio político, empresarial o individual, lo que esa renta petrolera ha procurado.

Formas de asociación y organización que, con un fuerte sabor feudal, con virreyes, caballeros y samuray protectores, se han instalado, con particular eficiencia, en bandas y pandillas, de todos los niveles sociales y desde el gobierno mismo. Se apropian de las rentas o sus derivados, las distribuyen a sus protegidos e integrantes a cambio de prestigio, poder político o económico. Peajes, porcentajes y comisiones son los credenciales habituales para casi todas las relaciones. Valores, normas o leyes se van a los márgenes y prospera la violencia explícita como lenguaje general para la preservación de territorios y dominios.

Al desaparecer o disminuir la renta, resultando insuficiente para cubrir los crecientes costos de esas formas sociales y las necesidades reales de la gente, llega la crisis. La crisis que ahora vivimos y que se torna general invadiendo, repito, el campo ético.

Mucho más que corrupción, es desintegración. Cuando la sobrevivencia del individuo se antepone al grupo y a la Nación. Dura situación para cualquier gobierno.