Hay una relación estrecha entre el petróleo y el terrorismo.
Retomo mención hecha a la relación del petróleo, o mas bien de la madeja que se teje en torno a su explotación, con los conflictos de el Medio Oriente. Ahora, más precisamente, en relación a lo que, genéricamente, se llama “terrorismo”.
En el siglo XX, los cien años más sangrientos de la historia humana, buena parte de la expansión de Occidente fue acompañada por los negocios petroleros. En Venezuela, donde trajo una industrialización muy superficial y forzada, una precipitada migración campo-ciudad y su uso reiterado y creciente como fórmula populista incrementada con el actual mágicopopulismo
.En el Medio Oriente, y sobre todo con el ritmo de la Segunda Guerra Mundial, se ocuparon, separaron y dividieron naciones, con frecuentes atropellos y matanzas.
La terrible matanza de 60 millones de personas rodó, en buena medida, con fluidos petroleros: la comentada muerte industrializada de la segunda guerra. Si antes ya se sabía, entonces se confirmá el petróleo en la base de las relaciones de poder: económicas, políticas, militares.
Occidente no ocupa con inocencia ni finura: con una típica prepotencia y sobrestimación, ha ido con todo. Sus movidas incluyen la religión y toda la cultura: es una invasión cultural quen se ha hecho mundial y no solo en su imperio sino también , y como ha ocurrido con todos los imperios, en su decadencia o tránsito a la hibridación y diversificación que ahora emerge. Tal, como ya les ocurrio a Egipto, Grecia, Roma, Persia y al mismo Islam.
Así, el petróleo y con él, las culturas musulmanas resultaron acorrladas. El acorralamiento va acompañado por la desesperación y la búsqueda de sobrevivencia con todo lo que se pueda emplear: de allí el terrorismo.
Isrrael, primero concebida, por el socialista Ben-Gurión, con la idea de tener una patría, devino en pieza del juego occidental para dominar petróleo, como tambié lo fueron las monarquías y emiratos, nada democráticos.
En los antiguos recuerdos de las cruzadas, se obligo una reducción a los fundamentos, al fundamentalismo como preservación y sobrevivencia. Frente al tanque de guerra la propia inmolación, el ya usado kamikaze.
Ahora todo eso está en revisión. El desplazamiento como comienza a ocurrir, del petróleo islámico del eje central de la energía – y del poder -, obliga a una revisión de esa política de gendarmes en tierra ajena y la necesaria distención.
Emergen nuevos lenguajes. Las matanzas persisten pero su volumen es much menor. Aunque la comparación tiene que hacerse en los dolorosas cifras de l muerte, no es comparable las del siglo XX de Occidente y su expansión (el mas sangriento de toda la historia humana, incluyendo los soviéticos, europeos, norteamericanos, chinos, el holocausto, Armenia, Viet Nam, Corea, ) con las actuales en Africa y el mismo Medio Oriente.
En estos aires comienza a abrirse paso la distención y la negociación. Muchos nuevos actores quieren hacerse sentir y se abren paso. Todavía habrá muchos acomodos de fronteras y áreas de influencia. Pero lo gente no quiero ir de guerras ni del lenguaje que las precede.
Para Venezuela, pieza díscola en el juego petrolero, la exigencia es muy grande. El las primeras de una crisis general, el gobierno se aferra a un estilo petrolero de dominación con un lenguaje y unas ideas que cada vez se siente mas antiguas: guerra fría, socialismo, lucha de clases, mesianismo populista, comandante eterno, supremo, inmortal en cultivo venial de la ignorancia y de uno favores cobrables y unas promesas incumplibles.
El terrorismo aterroriza, y con razón, a las metrópolis occidentales. No tanto por el volumen de muertes o destrozos, como por el miedo y desestabilidad emocional que causa. No se sabe por donde va a venir, ni como defenderse: un demonio, pues, que no distingue culpables de incocentes .
Pero, aunque suene poco favorable para la prensa sensacionalista, va a pasar de moda junto conel petróleo. Progresivamente se ira sabiendo que el balance es desfavorable. Que n o resulta estar en péleas con los musulmanes, que es política y diplomática la vía y que es mucho mejor dejar que ellos mismos resuelvan sus problemas, por fgeas y sangrietas que ellas puedan resultar: aunque suen cínico, las gestas de las naciones tienen siempre sus costos y, a la postre, siempre resulta mas costoso meterse, a la par quie perturba el curso necesario del propio conflicto y construcción nacional.