DIGITAL SITUACIÓN

TEMAS IMPORTANTES


Arnaldo Esté


EL TIEMPO

• Más acá del significado de la palabra en los terrenos de la Física Teórica o de la filosofía académica, la percepción y la propia conceptualización del tiempo es cultural. El tiempo industrial (occidental) se separó del tiempo referido al transcurrir o sucesión de eventos de la naturaleza, incluyendo aquellos de mayor efecto: el movimiento del sol, los astros, las aguas, la temperatura, los cultivos o atención a los animales domésticos o de cacería. Eventos que generalmente han tomado expresión simbólica pudiendo así, independientemente del evento en sí, evocar estados interiores o colectivos.

• Es así como la hora dada por el reloj se convierte en el tiempo. Un referente de precisión creciente que organiza y sincroniza acciones permitiendo la producción fabril y el funcionamiento de las ciudades. La gente tiene que trasladarse al trabajo y permanecer en ésta a ciertas horas.

• La presencia del símbolo (imagen, sonido…) provoca efectos similares a las del mismo evento. La reiteración de esto logra “independizar” al símbolo de lo simbolizado (como ocurre en todo proceso de abstracción). El conjunto de esos símbolos termina de armarse como sistema. Es de pensar que las pirámides y muchos otros monumentos, en muchas culturas, tienen que ver con esas maneras ancestrales de simbolizar el tiempo.

• Los “medidores” del tiempo fueron progresivamente estableciéndose hasta llegar a una segmentación y cuantificación que se hace estándar. El reloj mecánico es una técnica que progresivamente deviene en Valor. Como tal va a permear la cultura occidental y, con ella en su expansión imperial, al Mundo. Se genera una realidad simbólica de sabor objetivo.

• En el orden de ese Valor se van a establecer los horarios, y el llegar a tiempo es llegar a la hora. El tiempo deja de ser un acontecer inseparable de lo que acontece. El trabajo, el estudio, la vida familiar y hasta los mismos estados interiores van a ceñirse a esas abstracciones cuantificadoras.

• Como ocurre con otros eventos de la naturaleza el propio cuerpo, el propio sí mismo, van a ser abordados con pretensión cuantificadora. Esa manera analítica de comprender y comunicar se extrema y perfecciona de tal manera que genera abigarramientos progresivos y fecundos que resultan inmanejables por la razón humana, la que crea instrumentos, segmentaciones y especializaciones para poder repartir y copar esa abundancia.

• En ese curso de creación de instrumentos se llega a Lo Digital. Lo Digital permite segmentar y cuantificar lo percibido (o construido) a niveles en los cuales los linderos de cada segmento, de cada continentador se hacen más, tan más tenues y menudos que cambia el concepto mismo de cantidad o contenedor. Es para mí la emergencia de lo que Morin llama complejidad (no se si para Morín la complejidad tiene que ver con lo digital. Creo, tengo que averiguarlo, que su expresión tiene que ver con el reto que a la racionalidad moderna le plantea el incremento del conocimiento, pero sin llegar a reflexionar sobre lo digital)

• Con el Tiempo sucede una conmoción similar, de tal manera que el hacer se reúne con el momento. El momento de hacer y acontecer es el hacer mismo, el acontecer mismo.

• Más aun, cuando las herramientas pueden ser operadas a distancia y en cursos programados: la orden o decisión de operar se da separada, en otro momento, del ejecutar. Así, vamos trabajando, aprendiendo en los momentos mismos de trabajar y aprender. En esta condición la presencia decisora del humano en el actuar de la herramienta deja de ser necesaria. Se accede a un automatismo de otra calidad. Los momentos y espacios de las decisiones y escogencias se separan y la sincronización industrial (el horario) ya no es imprescindible.

• Progresivamente, y en la medida en la que Lo Digital, como valor, se establezca y extienda, como ya va ocurriendo, al punto de integrarse a la construcción de los saberes y actuares consiguientes, el tiempo se integrará a ellos, con otras simbologías que denunciarán su existencia.

EL ESPACIO

• Donde acontecen los eventos. Uno no puede fácilmente y sobre todo con la palabra evento, separar lo que acontece de un espacio o sitio. Como ocurrió con el tiempo la cultura industrial generó el valor sitio. Una continentación del espacio que permitió integrar, cuantitativamente, lo acontecido con un cierto espacio convenido: el sitio de trabajo, el sitio en la clase, el sitio en la iglesia, el sitio de venta y la consiguiente apropiación de éste.

• Lo Digital va rompiendo los sitios de tal manera que las relaciones de ubicación se integran a los eventos. Se trabaja y aprende donde se está. Los eventos acuden a donde se está.

LA INTIMIDAD Y LA PROPIA IDENTIDAD

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In order to manage one's identity and representation, individuals rely on contextual information about the environment around them. While they are quite adept at negotiating the complexities of contextual feedback in the physical world, the digital realm challenges their expectations by providing an entirely different set of rules. Focused on giving users control over their digital identity, the thesis research documented at this website discusses issues of contextual negotiation, self-awareness, and faceting of one's identity for management purposes. I approach the subject first by analyzing how people negotiate context and identity in the physical world; using this perspective, i discuss how the underlying differences in the digital world alter people's notions of context and identity. With those differences in mind, i argue for a design approach that empowers users by giving them tools for self-awareness and identity management. (http://smg.media.mit.edu/people/danah/thesis/).

• La identidad y la intimidad no son dos cosas diferentes. La primera implica la segunda. Lo que entiendo por YO tiene que ver como aquello que si es perturbado me debilita es decir, perturba mi dignidad. A eso lo llamamos intimidad.

• Las relaciones de conyugue, familia, amigos, cofrades, camaradas, generan diferentes contextos que mi cultura me induce a establecer como “intimidad”.

• Lo Digital va perturbando esos linderos o campos de intimidad. Las redes sociales y la posibilidad de exponer a los otros los propios recaudos y acervos generan lazos recíprocos, otros contextos en los que se cultiva otra identidad, otro Yo (otra subjetividad?). La identidad no es una existencia objetiva, es, como muchas otras cosas una construcción relativa a los valores vigentes en el grupo. De manera que para una condición como la nuestra, de maceración cultural, la identidad la encontraremos también en maceración. Inestable y de linderos permeables. Lo digital emergente se integrará constitutivamente a esa maceración, habrá de “marcar” nuestras identidades con gran fuerza.

LO DIGITAL Y LO PRESENCIAL

• Esta fusión de los Valores Tiempo y Espacio (no ya en los términos de la Física Teórica, que metafóricamente podrían ser ilustrativos) no prescindirá, y por contrario incrementara, de la relación corpórea, presencial. Por muy densa y variada que pueda ser la relación digital, ella no podrá alcanzar a la presencia. Comunidades y relaciones interpersonales digitales se hacen en cursos inevitablemente codificados. Lo presencial además de valerse de códigos, lenguages y símbolos convenidos, implica manifestaciones no propiamente descriptibles o aun por definir, de las personas y contextos que, como sabemos, se integran siempre a los significados o a lo percibido. Es decir: un grupo establecido digitalmente siempre será diferente y de otra calidad a un grupo presencial.

• Esto supone que ciertos gustos, placeres, presunciones, impresiones es decir “vaguedades” fundamentales resultarán necesarias para llegar a saber de la presencia de uno en el otro y por lo tanto para conformar la propia persona o identidad. De manera similar a como sigue existiendo el teatro, el cine, el espectáculo presencial de los cuales se deviene, se obtienen “otras cosas”, así seguirá ocurriendo en los ámbitos digitalizados.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA OPINION

• Por canales similares a los que se usan para “bajar” la globalización, “sube” la diversidad. Hasta ahora el monopolio de la difusión y la emisión ha estado vinculado no sólo a los medios sino también a La Escuela, los púlpítos, la radio, la televisión, los escenarios políticos… Por ellos se prédica a partir de una verdad asumida. Progresivamente y, en la medida en la que los divulgadores se fueron dad cuenta del agotamiento del discurso predicativo, unidireccional, fueron cediendo espacio, permitiendo “participaciones”: preguntas e interrogantes que continuaban el mismo discurso predicativo variando la entonación. Pero que creaban la ilusión de apertura. Esas técnicas y recursos incrementaron la penetración de los mensajes en cuanto que esas participaciones encarnaban personajes de la “vida real” o situaciones habituales. Pero no iban más allá de las tradicionales proposiciones didácticas que no modificaban esa verdad preexistente sino que hacían más fluida su aceptación.

• Lo Digital que comienza como un ágil recurso de procesamiento de datos, intensifica y de tal manera esa velocidad de procesamiento que trasgrede las limitaciones y cupos habituales de los cuantificadores y, no sólo eso que ya es bastante, sino que rompe las limitaciones transmisoras y se convierte en ávido recurso de intercambio, de interacción. Internet y su versión 2.0 abren campo a las redes y sus instancias multiplicadoras que, escapándose de sus diseñadores originales, tejen sobre anteriores tejidos en instancias de creciente autonomía.

• Muchos siguen, con justificada preocupación, la expansión de buscadores como Google, que no sólo busca y encuentra lo que se sube o usa la Internet, sino que genera combinatorias aparentemente infinitas que podrían generar nuevos criterios de verdad usos y costumbres. Combinatorias que permiten Lo Digital y que al ponerlas en perspectiva van mostrando nuevas normativas, que aun resultan tempranas para ser caracterizadas. Sobre todo en cuanto que aun no muestran sus efectos sociales. Textos, fotos, videos, imágenes de todo tipo, mensajes, estadísticas, libros, es decir, todo lo comunicable o presuntamente transformable en comunicación, se hace disponible y a la vez, se archiva, se guarda en tesauros voraces. Este extraordinario poder no puede menos que colocarnos en guardia. Una vieja tradición del poder soportado y argumentado por pilares no explícitos o de violencia no evidente: desde los templos y catedrales hasta los inteligentes compulsores publicitarios que nos han obligado a adoptar o comprar lo no precisamente pertinente, alborota nuestras sensibilidades de dignidad.

• Que lo anterior sea cierto y nos preocupe no niega, sin embargo, el otro lado de los digital, anteriormente mencionado: por canales similares a los que permiten “bajar”, se “sube”. Y la percepción de esa riqueza y potencia democratizadora también esta avivando a nosotros, a sus fieles: las redes muestran riquezas antes impensables o ignoradas. Una diversidad de caracteres, vocaciones, memorias e imágenes emerge mostrando una gran diversidad en variedad y profundidad. Productos, estratos, niveles y presunciones humanas afloran con una intensidad antes insólitas.

• Todavía lo que se “sube” es mayormente consecuente. Sigue las lógicas tradicionales y continúa escolarmente las maneras de los iniciadores o predicadores. Pero también se multiplican tanto los iniciadores (administradores) como las maneras de participar. Las linealidades se rompen, los hipertextos ganan terreno. Las verdades colaborativas tipo Wikis, retan las verdades académicas consagradas. Y los espectadores “en vivo” y la convergencia de los twiter limitan y transforman los trabajos periodísticos, hasta el punto de poder prescindir de ellos, por lo menos en sus oficios establecidos

• Estas facultades digitales preocupan crecientemente a los actuarios del poder y buscan maneras y excusas para limitarlos. Pero es difícil y ya no hay salto atrás. Es posible que se inventen contras y vacunas contra para esta democracia emergente pero, mientras tanto, la cosa crece y los temores retroceden. Nuevos valores morales acompañan estas emergencias y la gente se siente apoyada por esos niveles de cuasi anonimato, perfiles y avatares (identidades) de gran osadía.

• Como lo he argumentado en otros escritos, Lo Digital mucho más allá que una técnica, es un Valor. Un gran referente con fuerza estructuradora, constructora, generadora de otros hilvanes de la sociedad y de los estados internos de las personas.