En el proyecto PEDAGOGÍA UNO hemos incluido criterios teóricos coincidentes con argumentos de la epistemología, que ha devenido en Filosofía, del Constructivismo Social. Los aprendizajes, el conocimiento y la creación se logran en una conjunción de lo que la persona tiene en su acervo (en todo su cuerpo: social, histórico, biogenético), en el contexto y juego social y en la pertinencia por continuidad (capacidad de lo percibido de perturbar o angustiar para concitar esa corporeidad) (Vygotski, muy racionalmente aun, separa las funciones humanas superiores (racionales) de las inferiores (determinadas genéticamente) {Baquero, Ricardo. "Vygotsky y el aprendizaje escolar". Buenos Aires. Editorial Aique S.A. 1997}. Para mí las funciones humanas no son demarcables. La corporeidad humana es indiscernible: la angustia, por ejemplo, no es una función inferior.
Esta manera de comprender los aprendizajes la hemos desarrollado en una propuesta metodológica: la Interacción Constructiva como manera de llevar los criterios teóricos a una práctica consecuente, que es donde finalmente se realizarían y enriquecerían.
Esta metodología se resume en cuatro momentos (Individual, grupal, puesta en común, evaluación), que en su ejercicio podrían encontrar muchos matices y recursos que emergen en de la propia interacción y el contexto donde ella ocurre. Reemplaza a la metodología tradicional de “un solo momento”: la lección dada, de intención transmisora, por el maestro.
El Primer momento: Individual atiende a la necesidad de fortalecer la calidad subjetiva del aprendiz, de reivindicar su dignidad, de expresar el respeto que necesita y merece. Supone la combinación o encuentro de dos acciones: problematizarlo con una proposición (visual, audiovisual, verbal, escénica) que le sea pertinente, es decir que tenga que ver con lo que él ya tiene en su acervo y que a la vez lo intrigue, angustie, desestabilice (que sea problematizadora) y la expresión de lo que esa proposición le ha suscitado.
En la vida cotidiana, en el juego social, en las acciones políticas nacionales e internacionales los momentos individuales resultan incómodos al no existir como valor (ahora es cuando emerge) la diversidad. El Otro es ignorado o negado. Ignorado al ser obligado al silencio. Negado al ser considerado objeto de dominio.
El ser ignorado o negado genera diversos cursos y maneras de respuesta: la sumisión que para la condición humana es una simple postergación y se la ha referido como mentalidad servil o esclava (significado implícito en la categoría alumno) o la rebeldía más o menos organizada, más o menos violenta.
En la historia los cursos de expresión de esa rebeldía han sido infinitamente variados y, con frecuencia, ideologizados hasta el punto de constituirse ellas, las ideologías, en otras maneras de negación e irrespeto. (Muchos términos importantes para la calidad de la persona y el juego social, han resultado, así mismo ideologizados, además de Dignidad: participación, solidaridad, democracia…, pero ello no implica abandonarlos, así como lo que ellos significan. A esos términos, aun no ideologizados, se agregan otros no menos importantes que significan valores emergentes: Diversidad, Lo digital, la continuidad con la naturaleza. Un proyecto pedagógico, con todas las implicaciones políticas que tiene, debe prepararse y ser sólido en su lenguaje, para salir adelante)
Las rebeliones de los negros norteamericanos, los levantamientos anticoloniales, las rebeliones islámicas, las luchas obreras y, como expresión del negado acorralado, el terrorismo y la violencia juvenil.
Es decir, la negación de la Dignidad está en buena parte de las manifestaciones de violencia: el negado al no encontrar vías de afirmación legitimadas, se aproxima al sacrificio.
Cuando decimos que la escuela fabrica violentos nos estamos refiriendo a su disposición para seleccionar y separar los sumisos de los excluidos.
La escuela no tiene el poder para resolver estos conflictos de valores y culturas tan arraigados, pero puede y debe hacer su tarea.
El momento individual, momento de dignificación, entonces, no sólo atiende a la violencia sino que es un fuerte soporte y desencadenante del aprendizaje y el conocimiento al activar con causa y desde posiciones asumidas y consientes, a la persona, al sujeto que debe aprender.
Al pedirle al estudiante que atienda al problema y que tome posición ante éste, le damos señal de respeto, de reconocimiento a su existencia. Le damos pauta para participar y, con ello, al desarrollo de todos sus recursos y competencias comunicativas para hacerlo.
El momento individual se realiza en el momento grupal. La comunicación, la dignidad y el respeto sólo se dan cuando hay otros que reconocen y dan significado.