EL CAMBIO SOCIAL Y EL CAMBIO EDUCATIVO

Arnaldo Esté


El recuento presentado en este arduo trabajo nos lleva a hacernos muchas preguntas. Es cosa que le queda los lectores y a los propios participantes e integrantes directos o indirectos del TEBAS. Pero dos preguntas se pueden abordar: ¿es posible el cambio en el sistema educativo? ¿Tiene fuerza suficiente el sistema educativo para determinar cambios sociales?

- ¿Hay una relación de determinación?

o Al promover cambios en la educación formal nunca hemos pretendido provocar cambios en la estructura social pero si se puede incidir poderosamente en ello. Estamos convencidos de que los cambios sociales se suceden progresivamente en la medida en la que van cambiando y logrando nuevos sistemas de valores. Los grandes referentes de orden fideico, en el marco de los cuales se va dando el juego social, creaciones, construcciones, conflictos y proyectos.

o Cambiar los valores, es cosa de la mayor complejidad y está muy lejos de obedecer a voluntades, decisiones o acciones de poder. Sabemos que están muy vinculados a grandes conflictos, crisis, migraciones, tragedias o acontecimientos que por su magnitud u oportunidad llevan a los grupos humanos a enfocar su atención en ciertas manifestaciones que relacionan con esos conflictos y que con frecuencias logran sintetizarse como símbolos. Los valores se van estableciendo como hitos de un curso seguido y, a la vez, de un curso por seguir. Curso digo como las líneas esas de pintura blanca que usan los ingenieros para marcar los linderos de las carreteras. El actuar social e individual se da dentro de esos límites. No sin trasgresiones, que abundan, pero con una consecuencia tal, que al ser vista en su conjunto o con alguna distancia, muestran y dan sentido a la vida de las personas y cohesión a los grupos.

o Esos grandes acontecimientos con frecuencia han sido guerras y revoluciones que siguen a actos y voluntades humanas, pero que dejan valores que no siempre coinciden con los argumentos que se esgrimieron para emprenderlas.


VENEZUELA, PAÍS EN MACERACIÓN

o La confluencia inicial de los conquistadores de una España aun en formación, aun no occidental, de los africanos traídos como esclavos pero ellos también de diversas procedencias y valores y de los propio y también diversos aborígenes ocurre en una ámbito ecológico, mayormente tropical, con muchos recursos naturales pero sin el oro y la plata que era el atractivo mayor por el que los conquistadores venían.

o Esa maceración se da, durante mucho tiempo en gran pobreza, y depredación física y cultural de los naturales y africanos. El cacao, el añil y más tarde el café con una explotación más actualizada – y también expoliadora- de los guipuzcoanos traen una modesta riqueza que se concentra y divide entre mantuanos acostumbrados a cierta distancia del control español y los intereses y derechos atribuidos a la compañía. El contrabando pareciera haberse establecido entonces como valor y derecho natural.

o La Independencia de España insurge por las grandes brechas que se abren en la corona en su profunda descomposición y el desplazo de su poder por la invasión francesa. Sin una afirmación independentista inicial las voluntades y conciencia de unos valiosos líderes terminan por imponer el ideario occidental, republicano, sin que este fuera bien comprendido y menos ejercidos por la mayoría del pueblo. Pero la imposición de ese ideario sólo logra generar unas estructuras de estado y leyes que no siempre coinciden con el catolicismo hispano ni los valores prevalecientes en la mayor porción del País.

Lo que sigue es una prolongada lucha civilizatoria de caudillos que pocas veces practican lo que predican.

La búsqueda y extracción del Petróleo trae la segunda oleada occidentalizadora, de países, ahora si occidentales ellos mismos. Dictaduras con poco estilo y democracias y socialismos tan proyectivos y universalistas que siguen desestimando e incomprendiendo ésta, nuestra condición de País en Maceración.

En este curso, el sistema educativo que se va implantando tiene esas mismas características de implante civilizador, occidentalizador con contenidos, procedimientos y valores correspondientes. Esto se hace con graveas contrastes culturales que mantienen altos índices de exclusión y muy poca pertinencia tanto para las características de los estudiantes y sus procedencia como para las exigencias de construcción del País.

Democracia y dictaduras se igualan en la utilización del populismo, de la caridad para la compra de votos y conciencias con el grave daño que ello hace a la dignidad de la gente. El venezolano, abonado ya en esa ya larga tradición, termina por creer que debe esperar que otro resuelva, otorgue y reparta.

La educación, leccionaria y predicativa no contraría esa grave ruptura ética. Por lo contrario, el silencio al que se obliga a los estudiantes no rescata su dignidad y con ello su capacidad para ser sujeto de su proyecto, de la imprescindible creación e imaginación, del necesario trabajo.

El recuento de lo hecho por el TEBAS durante 30 años muestra la búsqueda de una propuesta, de un proyecto para la educación que, consecuente con la comprensión del País, rescate e incremente la necesaria dignidad de nuestra gente, en el entendido de que ello supone el ejercicio regular, en las aulas y prácticas pedagógica de valores que formen esa dignidad y la refuercen: participación, solidaridad, diversidad, continuidad con la naturaleza…

Revela también este recuento la complejidad de los cambio sociales y, entre ellos, del cambio educativo. No es cuestión de simple voluntad, medidas y programas. Es tarea de la nación toda en un proceso lento y perseverante, que no se detenga o interrumpa por los caprichos de gobernantes, procesos electorales, golpes de estado, o manejos políticos.